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La libertad no se consigue con la saciedad de los deseos, sino con la supresión del deseo” Epicteto, disertaciones por Arriano.

“Para ser felices necesitamos resolver algo, entonces la felicidad es una forma de acción” Mark Manson , El sutil arte de que todo te importe un carajo.

Escribo este mail para las personas que ponen una sonrisa a sus hijos mientras procesan por dentro la angustia de la incertidumbre. Escribo para quien está pensando en como pagar sueldos mientras inventa un juego (otro más) para los chicos que están sin colegio. Escribo para quien después de trabajar 7hs en urgencias su negocio y 7hs en la casa, encuentrá la cocina llena de platos sucios.
Si tenés un sueldo asegurado y estás con sensación de vacaciones mirando Netflix y aburriéndote mucho, probablemente este artículo no sea para vos (o quizás si, porque lo de “sueldo asegurado” nunca fue cierto y en la economía que viene, menos todavía).

Este texto intenta ser una pequeña guía en medio del caos, en medio de tensiones desproporcionadas entre capacidad de acción y problemas a solucionar. Intenta ser un un fósforo prendido en la oscuridad que muchos estamos viviendo. Porque un fósforo cuando está todo negro, ilumina mucho. Aclaro que no inventé nada de lo que está acá escrito, solo son el resumen de cosas aplicadas que inventaron otras personas y las incorporé como hábitos.
Si le falta alguna tilde o tiene algún error de ortografía, sinceramente no me importa mucho. Tengo 20 minutos para enviarlo antes de que arranque mi bloque de 6hs de tareas domésticas cuidando a 3 chicos mientras trabaja mi mujer.

Vi mucha gente que lidera comunidades hablando mucho esta semana. Sentí que tenía que hacer lo mismo con la gente con la cual comparto este espacio. Pero para ser sincero, quise esperar a bajar la ansiedad y el miedo. No podía escribir teniendo mi negocio cerrado y sin saber que hacer.
Aunque imperfectos, estos son las aprendizajes que pude sacar de todo este quilombo y quizás te den claridad. No van a solucionarte la vida, pero pueden sacarte del sillón (donde estás mirando el minuto a minuto de los infectados) y te ponen a hacer algo de lo cual te puedas sentir un poco orgulloso.

MENTALIDAD. Lo que siempre funcionó, sigue funcionando. Pero ahora mas que nunca.

. Círculo de influencia. No pasar tiempo preocupado por cosas que no controlás y gastar tu tiempo en lo que tenes control. Es simple, pero la dificultad está en diferenciarlos. Pero se puede y hay cosas muy obvias (arrancá por esas sobre las cuales no tenes dudas). En tiempos normales, podás darte el lujo de preocuparte por el mal clima, pero en tiempos difíciles no podes tener tu cabeza preocupada por los muertos de España. Tu negocio, tu familia, tu salud te necesitan gastando tu tiempo donde realmente vale la pena.

. Proactividad. El parate general nos enfrenta a entender cuanto somos de proactivos y cuanto de reactivos. Si te movés solo por estímulos externos, probablemente no sepas que hacer estos días. Si solo reaccionar ante clientes que te llaman, pedidos de presupuesto, personas que entran a tu local, proveedores que te mandan listas de pedidos, no vas a saber que hacer con las horas de tu día y se te vayan en Instagram.
Por eso la proactividad es tan importante en este momento, porque los estíumlos externos no están de moda. Si venís trabajando en tus objetivos a largo plazo, proyectos trimestrales y tenés una organización de semana, es probable que el tiempo “libre” sea una bendición que querés aprovechar.
Lo ideal es haber comenzado hace 10 años, pero si no lo hiciste, arranca hoy.

. Gratitud. Como todo lo anterior, ejercitar el músculo de la gratitud siempre es fundamental, pero más en estos casos donde nos adaptamos a un escenario “peor” del que veníamos teniendo. Es especialmente útil cuando cuesta encontrar algo por lo cual agradecer.
Aunque suene naif, nunca nos falta nada para ser felices (en nuestras vidas modernas occidentales acomodadas), solo son las angustias del pasado y la ansiedad del futuro lo que nos quita ese bienestar. No des por obvia la comida, Internet, los árboles que ves por la ventana, el aire, la luz… nada de eso es obvio.
¿Estás preocupado por que el supermercado no tiene tu cerveza favorita? ¿Te preocupa que subió el precio de la carne para el asado que tenés planificado? Contale eso a tus abuelos que vivieron el hambre de la guerra o a los pueblos que murieron de a millones por hambrunas durante los últimos 50.000 años. Perspectiva por favor. Con coronavirus y todo, vivimos en la época más cómoda de la historia.

. Información. Es difícil no mirar el diario varias veces al día. Ya lo se. Son profesionales que se dedican a captar nuestra atención utilizando los recursos mas eficaces. Pero hagamos el ejercicio. Elijamos la información que nos da esperanza además de miedo y ansiedad. Hay varias personas por Instagram que realmente están ayudando a llevar esto de la mejor manera posible. Hay varios podcast que están dando información real y métodos que funcionan para volver a estar en paz y enfocado. Buscalos. Quizás te ahorran de ver algunas docenas de memes de los grupos de wps de gente haciendo alarde de su aburrimiento en sus casas.

EL NEGOCIO. Que siga respirando hasta que todo esto pase. Coraje y consideración como enfoque.

El negocio se muere cuando te quedas sin plata y ya no podes pedirle a nadie. Aunque tus clientes estén contentos, tu producto sea brillante y seas buenísimo en lo que haces. En estos momentos de crisis, la caja $$ es la reina. La semana pasada envié una planilla que vengo trabajando con algunos clientes para determinar cuanto “tiempo de vida” le queda a tu negocio. Las variables son simples: ventas, costos fijos, variables, ahorros y tiempo. La intención es clara: llevar las variables por arriba del punto de equilibrio y que la situación sea sustentable.

No es un momento para tomar grandes decisiones. No es momento para comenzar de cero a montar una tienda on-line, ni para abrir una cuenta en Instagram y comenzar a generar contenido. Quizás te sirve a largo plazo, pero no para “salvar” a tu negocio. Es momento de enfocarte en lo que sabés hacer e innovar levemente para vender todo lo que se pueda (aunque sea poco) y gastar lo menos posible.

Criterios para elegir que pagar y que no:
Los sueldos: son la prioridad principal. Hablá con tus empleados, mantenete cerca, no desaparezcas. El dialogo el clave para que entiendan mutuamente sus necesidades. No tomes decisiones unilaterales en este aspecto, negociá con coraje y consideración.

Proveedores: En lo personal, congelé los pagos de las cuentas corrientes y voy pagando de contado cada nueva entrega que me hacen. Lo hablé con cada uno y entendieron la situación. Saben que estoy cuidando el futuro del negocio y que me quieren seguir teniendo de cliente cuando todo esto pase.

El alquiler: No estoy recomendando nada en particular, solo estoy comentando mi criterio. Personalmente voy a pagarlo cuando las ventas tiendan a la normalidad. Y sobre el monto, voy a proponer descontar el 50% de los días que tuve que estar cerrado. Acá de vuelta, dialogo, coraje y consideración de la situación de quien recibe el alquiler. No es lo mismo pagarle a una empresa con 100 locales que a una señora que lo usa para comer.

Todo lo demás (impuestos, servicios y otros costos): Sugiero no pagar nada hasta que pase la tormenta. Dentro de unas semanas quizás esa plata sea vital para que la operación de tu negocio siga funcionando. Ya tendrás tiempo de poner al día todo. Además, es probable que salgan ayudas de créditos y nuevas moratorias.

TRABAJO EN CASA. Negociar bloques de concentración y diseñar un buen espacio mínimo viable.

Si ya venias adaptándote al trabajo a distancia desde tu casa, probablemente no te suponga un gran desafío. Pero si nunca lo hiciste, el cambio es realmente grande. En primer lugar convencer a tu mente de que no es fin de semana ni feriado… eso ya es mucho.
Podríamos hablar muchísimas cosas sobre este tema, pero estos tres puntos en mi opinión generan los resultados mas rápidos e importantes.

Negociación con pareja. La primer dificultad es definir los tiempos de concentración de cada uno en el caso de que los dos trabajen. Si tenés hijos y no tenés ayuda doméstica (otra complejidad que se suma a la actualidad) hayque negociar claramente los momentos de cada uno. Definitivamente no te recomiendo trabajar mientras “cuidás a los chicos”. Todo va a salir mal. Ellos van a estar sin la atención necesaria y es probable que hagas muy mal tus tareas. Mejor una hora enfocado que cuatro disperso. Con mi mujer nos estamos dando bloques de 4 o 2hs para cada uno sin la responsabilidad de cuidar a los chicos y después cambiamos los roles.

Espacio de trabajo. Lo ideal es un espacio aislado con escritorio, buena iluminación, una silla ergonómica y temperatura adecuada. Pero si no tenés nada de eso, alcanza con que sea un lugar fuera de la circulación de personas de la casa. No linving, no comedor, no cocina. Un lugar chico y precario alcanza, pero que nadie pasa para hablarte, comentarte algo o pedirte cosas. Es tu espacio de trabajo, aunque estés en tu casa. Repetilo hasta convencerte. Ponete corbata y camisa si es necesario.

Mantener rutinas y horarios. No pierdas el horario en que te acostás y te levantás. Diferenciá la semana del fin de semana. Comé lo habitual (en calidad y cantidad). Entrená tal cual venias haciendo adaptado a tu casa. Vestite como te vestías para trabajar (este no lo hago pero se que funciona jeje). Respetá los horarios de comidas de siempre. Todo esto no como algo rígido, por supuesto se puede adaptar a las nuevas situaciones, pero si como una ayuda a nuestro cerebro para que sepa que decidimos continuar nuestra vida y ser productivos. Que entienda que no estás de vacaciones, sino que solo cambiaron algunas cosas.

PLANIFICACIÓN Y GESTIÓN DEL TIEMPO. Decidir que es urgente, que es importante, que es innecesario y pasar a la acción.

Vamos a intentar situarnos en el medio de “es el fin del mundo, voy a tomar decisiones drásticas y urgentes para cambiar radicalmente mi vida y mi negocio” y… “No pasa nada, voy a hacer lo mismo de siempre, la vida y mi negocio no necesitan ningún cambio porque esto de la pandemia se termina en breve”. Como siempre, los criterios intermedios nos ayudan a encontrar algo que sirva. Aclaro que yo pase por estos dos criterios la última semana, guiado por el pánico y la negación.

Importante y urgente. Mirá los números de tu negocio, hablá con colegas, con socios y tomá las mínimas decisiones necesarias. No te adelantes, pero no te paralices. Hacé lo posible para vender lo que se pueda y reducir costos. Pero no mucho más. No quieras cambiar el modelo de negocio, no es el momento. Dedicá las horas de mayor lucidez de tu día a encaminar esta situación para aumentar las probabilidades de que tu negocio siga con vida.
Es probable que tengas que pausar algunos proyectos con los cuales venías avanzado. No hay problema si ese tiempo lo vas a usar en urgencias importantes. No te castigues por eso. Las cosas cambian y el buen emprendedor se adapta, cambiando el COMO para mantener su QUE.

Importante no urgente. Si después de hacer lo anterior te queda tiempo (en mi caso muy poco, pero si lo tenes, aprovechalo) dedicate a proyectos en los cuales querías avanzar y no podías. No me refiero a consumir cientos de horas de cursos on-line, sino a informarte y actuar de manera concreta.
Esta semana trabaje con clientes que esta situación se les presenta como una oportunidad ideal para armar una planilla de costos, crear un mensaje de venta, contactar a viejos clientes, continuar desarrollando sus canales on-line y otras tareas que los van a dejar mejor parados cuando vuelva la actividad normal (o lo más normal posible).

No importante y no urgente. Siempre fue bueno reducir lo que no es importante ni urgente, pero ahora más que nunca. La tele, las redes, los llamados que no suman, los videos de los grupos de whatsapp. Es una buena oportunidad para robar minutos de acá y llevarlos a lo importante no urgente. Comenzar a leer, hacer cursos, escribir, crear nuevos hábitos, cocinar, entrenar. Tu “yo” del futuro te lo va a agradecer.

“Siempre se puede estar peor”. Hace tiempo que tengo esa frase siempre presente. Y por estos días me doy cuenta de todo el sentido que tiene. Miro para atrás hace unas semanas y me doy cuenta de que me estaba preocupando por cosas que hoy no tienen sentido. Nos acostumbramos demasiado rápido a lo bueno y un poco mas lento a lo malo. Somos presos de la adaptación hedonista que siempre nos pide más estímulos para sentirnos bien.
Todo esto es una gran lección para recordarnos que no es obvio lo que tenemos, lo que hacemos, lo que vivimos. ¿Quién valoraba salir de nuestras casas hace dos semanas para ver un cliente o para abrir el negocio? probablemente nadie. Quizás, en el camino, en vez de disfrutar del aire fresco, el sol y los desconocidos que todavía no eran una amenaza, pensábamos en lo cara que esta la luz y el gas o en que estamos un día atrasados con la entrega.
Nunca te olvides de que todavía (y siempre) se puede estar peor.

La humanidad nunca vivió un problema de estas proporciones estando tan comunicados. Agradezcamos y aprovechemos esta posibilidad. Usemos la inédita capacidad de comunicarnos para algo más que reenviar compulsivamente videos que nos hagan olvidarnos de los problemas durante 30 segundos. Usemos la magia de internet para algo más que alimentar la ansiedad mirando la cifra de muertos en Italia y España. Usemos esta posibilidad para algo más que manifestar nuestra indignación (permanente) sobre cosas que no coinciden con tus creencias.
Si tenés más cosas para compartir que realmente aporten, no te lo guardes. Hablá con amigos, familiares, colegas, empleados y socios para sumar un fósforo prendido en la oscuridad de otra persona. Nadie sabe que hacer con esto. Ni Fernández ni Trump ni Bill Gates (bueno, quizás Bill si sabe). Personas como vos son las que van a encontrar nuevas soluciones a nuevos problemas en tu industria, en tu negocio, en tu casa, en tu familia, en tu tribu. No esperes que te lleguen recetas probadas porque no las hay. Somos protagonista de una película que no sabemos como termina. Aportá lo tuyo para que termine lo mejor posible.