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¿Qué negocio es más rentable? ¿Qué idea es la mejor para emprender?

Lamentablemente estas preguntas son muy frecuentes. Sea cual sea la respuesta no va a ayudar a quien pregunte. Por una simple razón: no hay buenos o malos negocios, ni buenas ni malas ideas. Todo depende de quien la emprenda. El éxito o fracaso de un emprendimiento depende muy poco del negocio o idea en sí, más bien depende de lo que el emprendedor pueda darle.

Hay infinidad de factores, pero encuentro en el siguiente esquema una síntesis muy buena para entender las variables que influyen fuerte a la hora de elegir TU mejor idea para emprender:

MERCADO: ¿Hay tierra fértil para tu propuesta? ¿Las personas lo necesitan y están dispuestas a pagarlo? ¿Hay un problema real que resuelve tu producto o servicio? Esas preguntas hay que intentar responder a la hora de elegir una idea. Si no tenemos un mercado real que nos compre, vamos a tener un hobby caro. Para esto es fundamental validar las ideas y poner las soluciones en las manos de los clientes con productos mínimos viables. Que tengan el mayor contacto con la realidad para corregir antes de invertir. De las tres variables, es la que no puede faltar nunca. Porque las otras dos se pueden corregirse en el camino, pero sin mercado no hay emprendimiento.

HABILIDADES: ¿Cuáles son esas cosas que te salen bien? ¿En qué tenés experiencia? ¿Cuáles son tus áreas de conocimiento? ¿Qué recursos tenés que otras personas no tienen? Esos van a ser tus diferenciales, los motivos por los cuales te van a comprar a vos y no a otros. Si no tenés los conocimientos y los recursos necesarios en el momento adecuado, tu emprendimiento va a fracasar por no poder aportar el valor esperado. También es importante destacar que las habilidades, conocimientos y recursos pueden (¡y deben!) ir creciendo. Al igual que las otras variables, son cambiantes y dinámicas.

PASIONES: ¿Qué podés estar haciendo durante todo el día sin cansarte? ¿Qué harías si te ganaras lo lotería y no tuvieras que trabajar? Las respuestas a estas preguntas pueden darle un condimento especial a tu idea, porque poder trabajar en áreas que tengan que ver con tu pasión va a tener dos resultados: las vas a pasar genial y vas a conseguir darle muchísimo valor a tus clientes. Si tu negocio no tiene nada que ver con tu vocación, es probable que te aburras o te frustres rápidamente. Me sorprendo cada vez más de la influencia positiva de este factor en los negocios.

Donde se juntan estos tres elementos están las mejores ideas. En esa intersección es donde tenés que poner tu atención, porque están las que tienen más chances de triunfar, de que se conviertan en negocios de los que puedas vivir.

Atención, lograr un negocio que involucre los tres elementos es muy difícil, muchas veces lleva años. Pero lo importante es mantener la búsqueda. Lo más probable es que tu primer emprendimiento no funcione, aunque hagas este ejercicio. Pero lo importante es comenzar, aunque sea de manera imperfecta. Emprender es acción, no es teoría. Aunque los libros los cursos y los blogs nos ayuden, emprender es hacer que las cosas sucedan.

¿Te enfocás demasiado en un factor descuidando otros? ¿Cuál sentís que te falta encontrar? ¿Tuviste alguna experiencia donde faltaba alguna de estas variables? Por favor contame por acá o en Instagram @pleno_emprendo.

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