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–  “Discúlpame, antes que me sigas contando tu caso, dame un segundo que anoto algo para sacármelo de la cabeza”

La persona agarra su celular y anota: Comprar la comida del perro

–  “Gracias, ahora si te puedo escuchar con toda mi atención, necesitaba vaciar mi mente”

Esta podría ser una situación de cualquier persona que maneje con naturalidad herramientas de cerebro externo. Es consciente de que hay algo que su mente intenta recordar y que no le está permitiendo poner toda su atención en la conversación.

Si nunca “vaciaron” su cabeza, les propongo que agarren una hoja física o digital y vuelquen todo, sin orden ni coherencia, sin juzgar o intentar decidir nada, solo pasen todo a un papel.

Si hacen este ejercicio bien, seguramente anoten más de 100 cosas. Todos esos recordatorios, preocupaciones, decisiones que tienen que tomar e información, están ocupando espacio y recursos en su mente.


Estamos acostumbrados a utilizar herramientas para que procesen datos mas rápido que nuestras mentes. El caso más común es la calculadora. A nadie se le ocurre hacer una cuenta mentalmente, porque lleva mucho esfuerzo y tiempo. En términos de negocios, sería poco competitivo.

¿Por qué entonces insistimos con recordar o acumular información en nuestras mentes? Recordar datos, horarios, pendientes y fechas sería el equivalente a querer hacer  cuentas matemáticas mentalmente. Estaríamos usando recursos de nuestro cerebro interno para tareas que puede hacer una herramienta externa. Estaríamos perdiendo competitividad.


Algunas herramientas claves que pueden ser parte de tu cerebro externo:

  • HOJA DE CAPTURA: Puede ser una libreta física o digital. Recomendamos Evernote o Google Keep que se sincroniza en todos los dispositivos. El objetivo es tenerla SIEMPRE a mano, para anotar todo lo que se te ocurre. Ideas y pendientes de todos los roles de tu vida. La lista podría ser algo así: “Pasar a buscar la ropa por la tintorería”, “decidir si estudio chino o alemán este año”, “contratar a nuevo vendedor para tal proyecto”. Lo más importante es tener la rutina de revisarla y vaciarla por lo menos una vez a la semana.

 

  • CALENDARIO: No podemos avanzar en este proceso sin tener un calendario siempre a mano. Es nuestro centro de control. Siempre tenemos que tener “la semana a la vista” para que nos de la información de lo que viene y lo que tenemos que hacer. Permite concentrarse en la actividad del momento, sin tener que recordar lo que viene. Recomendamos ampliamente Google Calendar, tiene todo lo que podemos necesitar para calendarizar.

 

  • HOJAS DE PROYECTOS. Hay muchos recordatorios, pendientes, ideas e información que son parte de proyectos más grandes. La invitación es a que los agrupes. Puede ser en una carpeta, una caja o de manera digital (Evernote, Excel o cualquier programa que permita archivar y ordenar información). De esta manera tu mente está tranquila de que va a encontrar lo que necesita en el lugar correcto.

 

  • INCUBADORA. Hay ideas y cosas para las cuales todavía no es el momento, pero queremos “dejarlas” en algún lado y saber que están ahí esperando su tiempo. Por ejemplo: Libros pendientes que quiero leer, viajes que quiero hacer, nuevos negocios que quiero emprender. La magia de este archivo, es que cuando estamos bien organizados y liberamos nuestra mente, vamos a poder ir a buscar cuales son esos proyectos que queremos encarar con esa energía y lucidez que nos “sobra”.

 

  • REFERENCIAS. ¿Cuantas veces entramos a blogs, leemos notas y vemos cosas que nos interesan, pero no hay que “hacer” nada al respecto? Para estar seguros de que las conservamos, vamos a destinar un lugar físico o virtual para guardarlas. Recomendamos Evernote, ya que podes guardar texto, fotos, mensajes de voz, páginas web. Todo bien registrado con palabras claves para que lo encuentres cuando sea necesario.

(Para profundizar en estas herramientas, recomendamos el libro “organízate con eficacia” de David Allen.)


Cuando logramos poner fuera de nuestra mente todas estas cosas, generamos las condiciones para que haga lo que mejor le sale: empatizar con las personas, mejorar nuestros vínculos, escuchar activamente, tener nuevas ideas, ser creativos resolviendo problemas, generar contenido, crear nuevos negocios, aprender cosas nuevas, planificar a largo plazo, tener mejor perspectiva. En definitiva, todo lo que estamos llamados a hacer si queremos ser emprendedores y personas que evolucionan.

Todos tenemos una máquina de infinito potencial en nuestras cabezas, pero tenemos que generar las condiciones para que funcione en plenitud.