“Es que no soy disciplinado”
“Me falta voluntad”
“La rutina no es para mí, me gusta ser espontáneo”
Estas son frases que escucho a veces cuando se habla de generar buenos hábitos. Pero la realidad es que en este proceso no hace falta mucha voluntad, ni disciplina ni ser esclavo de rutinas.
El 90% de las cosas que hacemos son hábitos. Por lo tanto, van a determinar gran parte de nuestros resultados. Como emprendedores que somos o queremos ser, debemos aprender los métodos para cambiarlos a favor de nuestros objetivos.
Nuestra mente no está diseñada para lograr objetivos de largo plazo, ni para hacernos felices. Nuestra mente está diseñada para escapar del dolor y para buscar el placer. Para sobrevivir. Entonces tenemos que aprender cómo funciona el sistema de DISPARADOR – CONDUCTA – RECOMPENSA para que podamos hackear nuestra mente y usar su funcionamiento a nuestro favor.
¿Cómo logramos crear y conservar hábitos que nos sirvan para nuestros objetivos? Te lo comparto en 5 claves:
1. PEQUEÑOS CAMBIOS. Para no abusar de nuestra voluntad, tenemos que comenzar de a poco. Que sea ridículamente fácil. Porque el verdadero objetivo es crear el hábito, que nuestro cuerpo y mente se acostumbren. Si comenzamos muy fuerte, vamos a generar dolor y lo vamos a asociar con algo negativo. Ejemplo: si no estoy haciendo actividad física, comenzar caminando 15 minutos. Si arrancamos con 2hs de crossfit es probable que no volvamos a tener ganas de ir.
2. UN PREMIO. Para reforzar el circuito de recompensa, es una muy buena idea que cuando estás incorporando un nuevo hábito te premies con algo simple. Puede ser un café, una comida, una serie, un paseo, lo que sea placentero para vos. Cuidado: ser muy estrictos con la recompensa, sino vas a estar dándole mensajes contradictorios a tu mente. Si no hay hábito cumplido, no hay recompensa. Luego de un tiempo va a dejar de ser necesario, porque la recompensa va a estar asociada directamente al placer de la nueva actividad.
3. UNO A LA VEZ. Tenemos que dejar la ansiedad de lado e ir por un hábito a la vez. Y recién cuando lo tengamos consolidado (cuando ya no nos requiere mucha fuerza de voluntad) vamos por el siguiente. Si queremos en la misma semana comenzar a leer, arrancar el gimnasio, hacer un curso on-line y comenzar a trabajar en tu nuevo negocio, es probable que tu energía se consuma y hagas todo mal. Cuando avanzamos progresivamente, va a ser un proceso más placentero y posible.
4. ASOCIALO A OTRO HÁBITO. Todos los hábitos comienzan con un disparador, por eso es una muy buena idea que ese disparador sea algo que ya tengas incorporado. Por ejemplo: si estás queriendo comenzar a meditar y todos los días dormís una siesta a la misma hora, entonces al levantarte podes meditar tus 5 minutos. No siempre funciona como lo esperamos, pero es una búsqueda interesante.
5. PERDONATE. Una de las causas más comunes por las cuales las personas abandonan buenos hábitos, es porque cuando no cumplen al pie de la letra, se sienten culpables y dejan de intentarlo. El camino es un ida y vuelta constante, a todos nos pasa que a veces los días nos pasan por arriba. Pero lo más lindo de este proceso es que podes comenzar el día siguiente de cero, siempre.
Esto no es para los perfectos, los perfectos no necesitarán ningún método que los ayude. Esto es para los que nos sabemos muy imperfectos, para los que nos conocemos y sabemos que nos cuesta. Por eso lo aceptamos y trabajamos en sistemas que sean mejores que nosotros, que nos guíen y nos ayuden. Necesitamos generar las condiciones adecuadas para que desde nuestros límites, podamos estar mejorando todos los días.
Hacer o no hacer algo un solo día no tiene ningún impacto. ¿Pero qué pasa si proyectamos eso a 20 años? ¿Qué tipo de persona vas a ser en dos décadas si aprendes algo todos los días? ¿Y si no lo haces? ¿Qué tipo de persona vas a ser si haces ejercicio todos los días hasta el 2040? ¿Y si no lo haces? ¿Qué realidad vas a tener si comenzás a emprender, a generar tu negocio sobre bases sólidas hoy? ¿Y qué realidad vas a vivir si nunca das al primer paso?
No podemos elegir nuestro destino, pero podemos elegir que hacemos todos los días, lo cual, a largo plazo, decide nuestro destino.