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Un hombre de unos 50 años en situación de calle, viene todos los días a mi restaurante a buscar la comida que no vendemos.
Un día le pregunté “¿Como va eso?”
“Muy mal… sigo en la calle, no se qué hacer”
“Bueno… supongo que esto lo ayuda un poco ¿no?” con la intención de terminar la charla y seguir con mis cosas.
“Si bastante… Pero igual no quiero estar así… ¿Que me recomienda para salir de esta situación?”
No me esperaba esa pregunta. Me conmovió su apertura para pedir consejos, para mostrarse vulnerable y querer mejorar. Pensé en decirle que mejore su imagen personal, que cambie sus hábitos, que busque ayuda, pero finalmente le dije:
“Buscá a alguien que tenga un problema, una necesidad y resolvelo de la mejor manera posible. Todos los comerciantes de la zona tienen cosas para arreglar y la mayoría están dispuestos a pagar por eso”

Nos saludamos y cada uno siguió con su día. Al rato, me di cuenta de que en mi respuesta está lo que considero la esencia de emprender: encontrar problemas y solucionarlos por un precio justo. También me di cuenta de que ser emprendedores nos hace sacar lo mejor de nosotros. Quise ordenar esos pensamientos y escribir porque considero que emprender nos hace mejores personas. Te lo comparto en estas tres claves:

1-La mejor versión de vos mismo. Los resultados que tenés, están directamente relacionados con tu productividad. El éxito o fracaso de tu emprendimiento depende principalmente de vos. Esta realidad, cuando es entendida, nos lleva a querer estar cada vez mejor. A mejorar nuestras relaciones para que sean fuente de inspiración, a comer bien para tener más vitalidad, a descansar suficiente para tener más energía, a aprender para tener más y mejores ideas y un sinfín de actos diarios que hacen que podamos poner nuestros dones a trabajar para nuestro proyecto. Esta búsqueda nos obliga a mejorar nuestras técnicas, nuestra planificación, nuestros métodos y hábitos.
2-Vocación de servicio. Todo emprendedor con propósito sabe que el objetivo último es servir a los demás, es hacer un poco mejor la vida de los otros. El cobrar por eso y generar riqueza es una consecuencia. Para lograr esto, tenemos que estar atentos a las personas, con las orejas paradas y los ojos abiertos para ver que está pasando a nuestro alrededor, para detectar puntos de dolor y necesidades. Esto nos desarrolla la escucha, la empatía y la actitud de querer aprender.
3-  Superación de límites. De alguna manera u otra, cuando emprendes tenés que hacer de todo. Esto nos obliga a enfrentar nuestros límites. El tímido tiene que salir a vender, el conservador tiene que innovar, el soberbio tiene que escuchar, el ansioso tiene que tener paciencia, el desorganizado tiene que encontrar un método para ordenarse, el miedoso tiene que hacerse valiente y el perezoso tiene que encontrar voluntad. No hay área del desarrollo humano que pueda quedar sin desarrollar cuando emprendemos de verdad. El exponernos públicamente con nuestros proyectos, nos da ese empujón que necesitamos para superar esos miedos.

En el día a día, me pasa que intento evitar peleas con mi mujer porque no puedo darme el lujo de quedarme de mal humor. O elijo no tomarme esa cerveza en la semana porque al otro día quiero estar al 100%. Casi todas las noches apago la tele con ganas de seguir viendo esa serie, pero necesito levantarme temprano para hacer mi rutina. Hablar con clientes siempre es incómodo, pero lo hago porque necesito mejorar mi negocio. Nunca tengo ganas de ir a un curso en vez de quedarme en casa, pero se que tengo que seguir aprendiendo para mantenerme actualizado. 
Creo profundamente que los emprendimientos son una de las maneras más poderosas que tenemos para desarrollarnos como personas, para aportar valor a la comunidad, para dar lo mejor que tenemos y para dejar un legado a los que vengan.

¿Tenes otro motivo por el cual crees que emprender te hace mejor persona? ¡Quiero conocerlo!