-“¡Ya no sé qué hacer! este fin de año tenía pensado contratar a personas en la empresa y tener el doble de clientes. En cambio, me encuentro abandonando mi oficina por no poder pagarla y con los números en rojo. Estoy agotada, casada y frustrada. ¡Quiero meterme en la cama y quedarme llorando!”.
– “Salí a caminar…” le respondí.
– “¿Y eso en que me va ayudar?”
– “Vos siempre me decís que te renueva y te da perspectiva”.
Así comenzaba una sesión de mentoría que mantuve con una cliente hace unas semanas. Mi intención era poder sacarla del subsuelo emocional en el que estaba. Los dos sabíamos que la situación no era tan grave y que, con la mente abrumada, nada bueno podía salir. Era un intento para que tome perspectiva de la verdadera magnitud del problema.
Después, repasamos cuales serían los pasos a seguir para ponerse nuevamente en camino:
- Tomar Perspectiva: La sabiduría es ver la realidad con perspectiva. Cuando estamos cansados y llenos de emociones negativas, no somos muy sabios. La clave para que esto funcione es hacer algo que nos baje el nivel de ansiedad. Porque en ese mar revuelto no hay claridad para ver las cosas con lucidez.
Con algo de calma, es necesario repasar lo sucedido, tomar real dimensión del problema. Ver los números y los hechos concretos. Nunca olvidar que las cosas siempre pueden ser peores, tenemos que agradecer y cuidar las cosas que SI funcionan.
- Recalcular y tomar decisiones. Cuando ya estamos más lúcidos y con la conciencia de la verdadera magnitud del problema, vamos a hacernos algunas preguntas para poder avanzar hacia la solución.
¿Hay algo que sistemáticamente le hace mal a mi negocio, me quita energía y debería desprenderme? ¿Hay algo que sistemáticamente me da buenos resultados y debería enfocarme más? ¿Hay algún costo en el que estoy incurriendo que es innecesario o que no aporta valor a mis clientes? ¿Estoy administrando bien mi tiempo? ¿Estoy liderando bien a mi equipo? ¿Me estoy centrando en las acciones claves?
Este tipo de preguntas van a disparar la creatividad y son el comienzo para armar un buen plan de acción. Volver a plantearse objetivos y renovar las ilusiones.
- Volver a Involucrarse. Ahora sí, con lucidez, nuevos objetivos y decisiones tomadas, volvemos al llano de tu negocio: tener contacto directo con tus clientes, hacer llamadas para vender, hablar con tus empelados. Involúcrate, mete las manos en el barro. ¿Qué problema está solucionando tu negocio por lo cual te van a pagar? Las respuestas las vas a encontrar en estos lugares.
- Renovarse continuamente. Para no caer rápidamente otra vez en el agotamiento, tenemos que tener rutinas de renovación y reprogramación personal. No tenemos que esperar a el fin de semana o a las vacaciones. Diariamente afilemos el hacha (en el artículo #9 de plenoemprendo.com hablo sobre esto específicamente). Aprender continuamente, descansar bien, buena alimentación, hacer ejercicio y otras actividades que nos mantienen centrados y con energía suficiente. Lo importante no es “saber lo que hay que hacer” sino tener el hábito de hacerlo.
Personalmente he pasado infinidad de veces por estas situaciones. Aunque es doloroso al principio, (porque hay que aceptar que algo anda mal) rápidamente uno se siente motivado, no por magia, sino porque está de vuelta en el camino. Porque estás haciendo que las cosas pasen. Eso motiva siempre, aunque los resultados tarden el llegar.
“Los líderes pasan 5 % de su tiempo en el problema y el 95 % en la solución” – Tony Robbins. El gran Tony, también nos invita a calmarnos, a tomar perspectiva, a diseñar un buen plan y ponernos nuevamente en camino.