Muchos objetivos que nos planteamos al terminar/comenzar un año se pierden pocos meses después cuando nos inundan las obligaciones. Pueden pasar años sin ver avances.
Hacer más ejercicio, leer X cantidad de libros al año, mejorar la relación con X persona, lanzar una nueva línea de productos, comenzar a vender por X canal. Todo lo que no es urgente, pero si importante. Son ese tipo de cosas que podrían cambiar el rumbo a largo plazo, pero que nadie nos está presionando para hacerlas.
Si es tan importante, ¿Por qué no logramos darle continuidad durante todo el año? ¿No somos suficientemente buenos? ¿No tenemos la voluntad necesaria? Cuando pensamos con este paradigma, creyendo que la culpa la tenemos nosotros, nos generamos inseguridad. Lo cual hace todavía mas difícil poder lograr lo que nos planteamos. No es cuestión de voluntad, ni de proponérselo con fuerza.
Tengo una buena noticia: el problema no sos vos, el problema es utilizar métodos que no funcionan.
En solo un artículo no voy a poder desarrollar un sistema completo para alcanzar resultados de manera sostenida, porque incluye planificación, formación de hábitos, mentalidad correcta y otras áreas. Pero puedo compartir cuales son algunas de las claves presentes en los procesos exitosos para lograr objetivos.
1- ALINEADOS A TU VISIÓN PERSONAL: Tanto sean objetivos para el negocio, como para el resto de tu vida, es clave que estén alineados con tu visión a largo plazo. Este ejercicio tiene dos funciones: por un lado nos reduce la cantidad de objetivos a elegir y por otro lado vamos a lograr que ese objetivo tenga muchas más fuerza a lo largo del tiempo.
Uno de los errores más comunes a la hora de proponerse objetivos es que parten de un motivo que no es tan importante y que quizás no es lo que queremos.
Este punto es el más importante de todos y a la vez el mas difícil, porque requiere mucho autoconocimiento. Quizás el primer objetivo de este nuevo año sea desarrollar una visión personal a 5 años para poder elegir el resto de los objetivos de manera coherente.
Ejemplo: Si tu visión personal a 5 años incluye “compartir varios momentos de la semana con hijos y pareja” es probable que proponerse desarrollar clientes en el exterior (que requieren de viajes constantes) no sea un buen objetivo. Quizás sea buen objetivo “organizarme para ir solo 4 veces por semana a mi negocio”. Ninguno de los dos objetivos es bueno o malo en si mismo, pero uno va a tomar más fuerza con el tiempo porque va a estar alineado con tus anhelos más grandes, mientras que el otro va a generar tensión innecesaria.
2- ESPECÍFICOS Y REALISTAS: Lo que no se mide no se puede mejorar. Por ejemplo “quiero estar más saludable” es una propuesta mal formulada, porque no se entiende y no invita a ninguna acción concreta. En cambio “quiero bajar 5 kg en 3 meses y poder correr durante 30 minutos diarios” nos sugiere un camino concreto y vamos a saber todo el tiempo si vamos bien o no. Nuestras percepciones nos engañan y no nos sirven para avanzar.
Tenemos que saber que hay una resistencia desde la opinión popular que nos juega en contra. Muchas veces caen bien objetivos indefinidos como “quiero estar más tiempo con mis hijos”, pero suena demasiado “estructurado” un objetivo como “quiero pasar al menos 90 minutos al día con total presencia de lunes a viernes con mis hijos”. Y sin embargo, a la hora de lograr resultados, la manera menos popular es la más efectiva.
3- APRENDIZAJE. Este punto debe ser uno de los más importantes a la hora de la ejecución, cuando ya estás en la trinchera haciendo que las cosas pasen.Ahorra mucho esfuerzo y nos acorta el camino.
Hace unos años escuche a Santiago Salom (uno de mis mentores virtuales) decir que cada vez que tenía un nuevo objetivo o proyecto, buscaba un libro, un curso y un mentor que lo ayude con eso específicamente. Ese concepto me voló la cabeza y lo fui implementando poco a poco. Hoy tengo naturalizado el sumergirme en un tema antes y durante la ejecución.
Por ejemplo, en 2018, cuando necesitaba crecer en mis canales de venta on line, fui ocupando mi tiempo y mi atención con referentes de tema. Todos los días (literalmente) hacia cursos, escuchaba podcast, leía libros y hablaba con gente de esa industria. Fue un proceso transformador, desde saber muy poco hasta lograr resultados relevantes en mi negocio.
4- HACERLO HÁBITO. ¿Qué tengo que hacer todos los días para acercarme a esa objetivo? Quien domina la creación y cambio de hábitos, tiene gran parte del juego ganado. Porque aunque no nos demos cuenta, los destinos de nuestras vidas y nuestras empresas están determinados en gran parte por lo que hacemos todos los días. Por la suma de esas acciones diarias y cotidiana que realizamos casi sin darnos cuenta.
Desde “afuera” se pueden ver eventos puntuales que llevan a las personas a conseguir grandes cosas. Pero cuando nos metemos en sus historias, esas personas que logran lo que quieren vienen de largos procesos que van sumando pequeñas acciones que hacen el gran efecto compuesto.
Para lograr consolidar un hábito, hay tres factores claves:
– Progresivo. Que sea ridículamente fácil empezar.
– De a uno a la vez. Al principio gasta voluntad y necesitamos cuidarla.
– Premiarte. Asociar el nuevo hábito con algo placentero.
Para profundizar en como formar un habito y conservarlo: Como crear un hábito en conservarlo.
5- REGISTRO Y SEGUIMIENTO. Este puede ser el elemento menos común y donde muchos dueños de negocio fallan. Es común tener mucha iniciativa en tu negocio, ponerse objetivos y tirar para adelante. Pero es poco común mantener el hábito de registrar los datos que te van a servir para darle seguimiento y hacer las correcciones necesarias.
Con los años me fui haciendo de mi rutina para registrar todos los datos que me sirven para analizar cuando llega el momento. Antes de terminar el día tengo anotado los gastos (personales y de cada negocio), las ventas según canales y todos los índices que surgen de eso. Pero además registro todas las comidas del día (para ver calorías y nutrientes), las horas de sueño, de trabajo y cuantas horas a cada proyecto le dediqué. También aspectos más cualitativos como reflexiones sobre el día anterior en forma de diario, lo cual me permite detectar problemas recurrentes para corregir.
Cuando llega el momento de tomar decisiones, toda esa información es oro en polvo. Porque nuestras percepciones sobre “como van las cosas” casi nunca es acertada. Si queremos bajar de peso, tenemos que pesarnos por lo menos una vez por semana. Si queremos leer más, tenemos que registrar cuantos minutos lo estamos haciendo. Si queremos comenzar un negocio nuevo, tenemos que saber cuántas horas a la semana estamos dedicando. Siempre vamos a desviarnos y tener que recalcular.
Es verdad que si solo esta semana no haces ejercicio, comés mal y dormís poco no pasa nada demasiado relevante. También es verdad que postergar ese cambio en tu negocio un año más no te va a hacer diferencia. Pero sumá todas esas malas decisiones y proyectalas a 10 años. ¿Qué impacto va a tener en tu negocio y en tu vida?
No podemos elegir nuestro destino, pero podemos elegir lo que hacemos todos los días, y eso es lo que determina nuestro destino.